Scrubbers, remotorizaciones y tratamientos de agua de lastre lideraron los trabajos de transformación de buques en 2020
Los nuevos requerimientos medioambientales, como la Convención de Gestión de Agua de Lastre o la OMI 2020, fueron los principales impulsores de la demanda de transformación de buques durante el año 2020. Sin embargo, la crisis del COVID-19 redujo en gran medida las inversiones de armadores y operadores en sus flotas, sobre todo en la primera mitad del año.
Gracias a la recuperación producida en el segundo semestre, la actividad de transformación naval en los astilleros españoles solo se vio reducida en un 10%. Así lo reveló el Informe de Actividad del Sector de la Construcción Naval de 2020 elaborado por PYMAR.
Cabe destacar que, según los datos de este estudio, cerca del 90% de los encargos satisfechos por los astilleros españoles en 2020 provinieron de armadores internacionales, principalmente europeos.
De cara al medio y largo plazo, PYMAR augura que los nuevos requerimientos medioambientales y el progresivo envejecimiento de la flota seguirán impulsando la carga de trabajo de los astilleros centrados en este tipo de actividad.
En este artículo vamos a repasar los encargos más comunes en el sector de la transformación de buques en 2020: instalación de scrubbers, remotorizaciones e instalación de sistemas de tratamiento de agua de lastre en buques existentes.
Sistemas de aguas de lastre
El COVID-19, redujo significativamente la instalación de sistemas de aguas de lastre en la primera mitad de 2020. Sin embargo, la necesidad de cumplir con la reglamentación actual reactivó después la demanda, que volvió a situarse en valores previos a la pandemia.
En los astilleros españoles, la instalación de estos sistemas supuso cerca del 30% de los trabajos de transformación. Se trató por lo general de actuaciones sobre el equipo de tratamiento del agua, su equipo de control y vigilancia, tuberías, válvulas, bombas, etc.
Clarkson estima que durante los próximos 4 años, entre 15.000 y 20.000 buques estarán obligados a realizar una transformación para ajustarse a la nueva reglamentación.
Instalación de scrubbers
Durante los últimos años, uno de los principales focos de actividad dentro del segmento de la transformación naval ha sido la instalación de depuradores de gases, o scrubbers. Con ellos se da cumplimiento a la normativa de control de emisiones de SOx procedentes de los buques establecida en las directrices del Anexo VI del Convenio MARPOL.
Este tipo de transformaciones son obras complejas y de gran envergadura que suelen suponer el refuerzo de las cubiertas inferiores, la instalación de nuevos equipos y bombas, de tomas de mar, de instalación eléctrica y de potencia, así como del propio sistema de eliminación de sustancias contaminantes. El coste de los equipos y su instalación a bordo pueden superar varios millones de euros, dependiendo del tipo de solución y de la potencia instalada a bordo.
Durante los últimos años, los astilleros españoles han realizado instalaciones de scrubbers sobre todo en el segmento de los buques de transporte de pasajeros y de carga. En 2020 supusieron en torno a un tercio de todas las transformaciones realizadas en el país.
Remotorizaciones
La entrada en vigor de normativas medioambientales cada vez más restrictivas está haciendo que los armadores se planteen la remotorización como una alternativa para sus unidades menos eficientes y contaminantes.
Se trata de un cambio complejo que puede consistir en el cambio del motor principal o su adaptación a nuevos combustibles. Estas transformaciones suelen ir acompañadas de trabajos estructurales y tareas en los sistemas hidráulicos y eléctricos.
En 2020 este tipo de trabajos disminuyeron en los astilleros españoles. Durante 2019 en torno al 30% de las transformaciones realizadas fueron remotorizaciones, mientras que en 2020 apenas supusieron el 10%.
En global, para el sector de las transformación naval, las previsiones apuntan a que a medida que se acerque la fecha de cumplimiento de los objetivos climáticos, es de esperar un repunte en las remotorizaciones que incluyan, entre otros, al LNG, al LPG, al metanol, a los biocarburantes o incluso al hidrógeno como combustibles.